miércoles, 29 de febrero de 2012

DISCURSO ANTE EL FÉRETRO DE MI PADRE (Abril, 2008)


Mi padre nació en un año bisiesto el 29 de Febrero de 1940, para partir el día de ayer: domingo 6 de abril de 2008, justo un año bisiesto...

Como los años que sólo se dan cada cuatro periodos, su vida fue muy singular, llena de vaivenes y dificultades, cargada de soledades, forjando un carácter impulsivo y lleno de emotividad...

Su esposa Margarita, fue su compañera durante 20 años de riñas y risas, de viajes y separaciones, de un amor desamor que se forjó en los jardines de la Universidad Nacional, alrededor de las piedras de protesta de jóvenes cargados de ilusiones...

Venezuela, la música llanera, la familia Sánchez en Rubio, Tio Yei, Mercedes, Rebequita, los viajes de fin de semana a Villa del Rosario, los diciembre en Barranquilla, en la ciudad ancestral de Riohacha junto a la Virgen de los Remedios, y su imagen en casa del abuelo (...) Regalos, tiros al aire, prosperidad, abundancia (...) la memorable época de la marimba marcó los recuerdos de mi infancia y la imagen de mi padre sonriendo junto a sus amigos de antaño: Lucho Romero, Miguel Vicente Pugliese, los hermanos Vence, y sus propios hermanos más cercanos: Soraya, Giomar, Flor Marina, Cayo Mario, y la inolvidable figura de Eudoro Sánchez vestido de blanco un Domingo cualquiera en la iglesia del pueblo...

Jaime Enrique Sánchez Miranda, un espíritu lleno de proyectos permanentes, pero anclado siempre en los años dorados vividos en Venezuela que ya no volvieron jamás, como jamás abandonó su capacidad de ilusionarse con el futuro (...) el decaimiento de su fuerza y la inclemencia del tiempo no agotó su vocación de trabajo y su sentido de prospectiva (...) siempre mantuvo la idea de que era y deseaba seguir siendo un padre proveedor (...) Nunca quiso dejar de trabajar, nunca pensó en jubilarse, nunca anticipó un descanso...

Impulsivo y emotivo, lleno de planes siempre (...) Su luz se fue apagando, su voz se fue silenciando, y padeció un dolor intenso que se agudizó en los últimos 20 días (...) Un dolor que se articuló en palabras indecibles y en permanente desconsuelo (...) Acompañarlo en su agonía era como contemplarlo y tener el infinito deseo de cuidarlo para devolverle un poco del cuidado que siempre dispensó...

Quizá la muerte consista en fundirse poco a poco en el afecto de quienes amamos, como diría Cicerón: "LA VIDA DE LOS MUERTOS CONSISTE EN HALLARSE PRESENTE EN EL ESPÍRITU DE LOS VIVOS", su descanso de la terrible agonía que fui testigo, me hace sentirme aliviado (...) No hay nada más terrible que ver sufrir a quien amas, sin poder hacer algo por él...

Nuestro padre, hermano y amigo hoy ya no está siendo sofocado por el dolor, y su descanso ha de ser nuestro consuelo, así como la anticipación de que tarde o temprano correremos la misma suerte...

Agradezco a todos los presentes su compañia al lado de su féretro, pues yo escogí acompañarlo mejor en sus padecimientos. Gracias por dejarle el bigote, fue su imagen de siempre. Agradezco públicamente a Caco por su cariño sincero (...) acompañaste a mi padre, cuando muchos ya dejaron de creerle, y estuviste dispuesto a muchas diligencias importantes a su fallecimiento. Agradezco a Soraya y Cayo Mario sus hermanos, pues han sido nobles en el cuidado de los enfermos. Agradezco a Jose Mario, por su cariño a mi padre, gracias por compartir con él tu trabajo y amarlo como si fuera tu papá. Agradezco profundamente a Betty López, su compañera de los últimos 18 años de su vida, gracias por tu consagración a su cuidado, ya no hay celos, ya no hay rivalidades, ya todo pasó, el tiempo y la vida redimen, y han de premiar tu nobleza. Sólo te digo, lo mismo que le he dicho a mi madre (...) las palabras que Cristo al morir dijo a Maria y a Juan: "MUJER HE AHÍ A TUS HIJOS, HIJOS HE AHÍ A SU MADRE". No nos queda más que continuar, y dispensar cuidado a quien así nos lo reclama...

Gracias te doy Erick, mi hermano de carne y sangre, valerosamente nos representas a mi y a mi madre. Gracias por arreglar los asuntos propios de este último adiós...

Riohacha, Colombia. Domingo 6 de Abril de 2008

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